Conversación con mi madre...

Hace un rato terminé de hablar con mi madre, una de esas conversaciones que hace mucho no tenemos. Hablamos de la vida... de la gente... de mi.
Siempre creí que mi forma de ser no iba a llevarme muy léjos, de hecho lo único que hizo todos estos años es lastimarme, de tal forma que es así como soy hoy: un tanto frío quizas.
-Ma, creo que ser tan bueno con las personas no es TAN bueno como parece, ¿no pensás que debería ser un poco mas egoista?- le dije como si ser un insensible y odioso fuera el único camino para estar bien, o por lo menos hacer el intento de estarlo. Ella me miró, acarició mi cabeza con su mano y dijo:
-Mirá, toda mi vida fuí demasiado buena, me banqué un montón de cosas a un montón de gente, tu papá, el prejuicio de la gente, todo; pero al final me di cuenta que odiar no sirve de nada, te enferma el alma. Vos, siendo como sos, quizás algún vivo te haga pasar por boludo, pero tenes un alma hermosa, y eso poca gente tiene; y es así por como sos vos de bueno, de preocuparte por el otro, de querer ayudar a cada persona que necesita de vos. Vos mismo me decís de que hay gente que nunca se preocupa de como estás, pero esa gente cuando te necesitan vos no le pasas factura ni nada, y les dás todo de vos. Eso te hace bueno, en todos los sentidos posibles.
La miré y me quedé callado. Era la primera vez que me decían algo así y puede que lo haya dicho por que es mi madre, pero había tanta verdad en sus palabras.
Me di cuenta que siendo como soy no lastimo a nadie, nisiquiera a mí, de hecho; me hace más humano, más... más REAL.
Odiar nos enferma el alma, entonces amar es la cura de todos nuestros males, por lo menos todos nuestros males terrenales, es lo que nos hace vivir y lo que nos hace mejores.